jueves, 2 de julio de 2009

"Lilith"-María Luisa Mazzola


De puro gusto soy cruel.
Acato igual enfermos relojes...
Aterradora futilidad.

Ofrezco manzana de espinas,
ardor de mariposas,
música celeste que repta
en mi tahona seca, calcinada.
Virgen puta que sueña
con serpientes y silicios
de negras púas
como lenguas astilladas.

Déjame lamer tu soledad.
Juguemos a desandar
el dominó infinito.
Rito pagano y ancestral
del amor esquizofrénico,
animal informe,
caníval paranoico, pleno
de amarga leche
de edulcoradas medusas,
lluvia de arroz y azahares,
mortaja compartida
de palabras que desangran
labios clandestinos,
terrones de piel de abismo de nada,
caricias de arena,
yunque arcaico, monótono,
sexo mudo...
ojos brotando en la garganta,
lágrimas amordazadas ,
gritos nacidos bajo cejas ciegas.

Miento apenas verdades
de crueldad esperanzada,
acarico mis llagas (hijas de la vieja náusea),
bebo de un trago la muerta espuma
que ya es nada de vos.
Previsto fin, sideral desconexión.

Matriz cuajada de ayer...
restos... deshechos... óbitos...
Alimentos del ciego pozo...
combustible de mi muerte vida...
¿Redención?... Sí, definitiva.


martes, 30 de junio de 2009

"El Cementerio"-Eduardo Galeano


Un viajero llegó un día a un pueblo y decidió parar a descansar. Buscaba un sitio fresco con hierba para poder echarse en el suelo.

Y caminando llegó a un cementerio. Paseó por el, y cada tumba que veía le horrorizaba mas que la anterior. En ellas aparecía el nombre y los años de vida. Y lo terrible en ellas era que todos eran niños... ...cinco, ocho, cuatro, once años. Todas esas tumbas conmocionaron al viajero que se preguntó qué cosa tan horrible ocurriría en ese pueblo.

De pronto apareció un anciano que resultaba ser el que cuidaba de ese cementerio. Y el viajero se apresuró a preguntarle el secreto de tan horrible destino.

-Por favor, acérquese, me, ¿qué maldición hay en este lugar? ¿Por qué este cementerio de niños? dígamelo, dígamelo por favor.

El anciano sonrió y le contó... -En este pueblo tenemos una tradición; y es que cuando un niño cumple quince años, al dar este paso, se le regala una libreta que colgará de su cuello con un cordón que le acompañara durante toda la vida. En esta libreta apuntará todos aquellos momentos felices y el tiempo que éste duro; días, horas, semanas. Meses...

.....El encuentro con un amigo que no ve desde hace tiempo, su primer beso, su primer amor, cuando nacieron sus hijos, los ratos con los seres queridos y otras tantas cosas que le llenó el corazón de plenitud, de emoción...

...y cuando les llega la hora de su muerte, se suma todo ese tiempo de felicidad de sus vidas y los escribimos en las tumbas.

Así contamos el verdadero tiempo vivido.