martes, 31 de marzo de 2009

Un mar de fueguitos


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. —El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.


lunes, 30 de marzo de 2009

¿Dónde has estado Padre?

¿Dónde has estado padre de la dulce mirada?

¿Dónde has estado padre querido?

- He estado parado al lado de la luna y sonriendo en las silenciosas tardes frías.

-He caminado largos senderos de nubes y han reposado mis ojos, en azules y verdes lagos

- He observado como el rocío de las estrellas caía sobre tus hombros como chispas de plata

-Me he detenido en el jardín del paraíso admirando mis flores predilectas e impregnándome de la fragancia de tus jazmines preferidos.

- He estado tan lejos de los océanos…pero navegando cerca de tus mares.

Y he sentido, la dulce, dulce, dulce y he sentido la dulce sensación de que estabas presintiéndolo.

¿Y qué has visto padre de la dulce mirada? ¿Qué has visto padre querido?

-Vi largos caminos, iluminados senderos, y disfrutado el exquisito aroma que destilaba la tierra que pisabas.

-Vi hondonadas de brillantes luces alumbrando tus pasos y de quienes acompañándote, no apreciaban los destellos que fulguraban.

-Vi en zozobras las mentes desnutridas, y alborozadas las mentes pobladas, y en desconcertado llanto de los hijos de ambas.

-Vi que el abundante néctar de las flores alimentaba la naturaleza, y como ésta, feliz lo agradecía.

-Vi cada sufriente lágrima hasta convertirse en piadoso consuelo, y como copiosas risas se desvanecían ante la arrogancia del miedo.

Y he sentido la dulce, dulce, dulce, y he sentido la dulce sensación de que estabas presintiéndolo.

¿Y qué harás ahora padre de la dulce mirada? ¿Qué harás ahora padre querido?

-Rogaré que paz haya en el mundo, pondré la luz en cada sendero que transites. Alabaré a mi Dios tanto como pueda, pidiendo que tus hermanos y los míos, siempre lo sean. Tamizaré las gotas de lluvia para que puras te lleguen en bendiciones. Entonces, cuando los soles despierten y las estrellas jueguen, te acompasen los acordes de la música que estaré cantando para tú. Y cuando la lluvia me invite a caminar por esas noches mágicas, te invadan las musas, tu mente se aquiete y tus manos dibujen palabras con el corazón abierto, con ferviente risa ó dolidas lágrimas.

Y sentiré la dulce, dulce, dulce, y sentiré la fuerte y dulce sensación de que estarás presintiéndome.