Son tus aromas los que me rodean,
y me emula tu diáfana presencia
sosteniéndome tu callado amor.
Olores de panes y fragancias ,
de flores y verdes silenciosos,
como el llanto que te acompaña sutil y aguerrido.
Con tus íntimos dolores no me pesas,
pero me enredas, porque no quieres que te vea.
De alma y esperanza son tus templados mensajes,
y en ese trepidar de enredaderas,
son dulces las mieles que me ofreces.
Madre !…, porque no fue casual el descubrirnos,
porque no necesitamos hallar la causa del encuentro,
ya está inscripto en la historia nuestro lazo
como harinas y panes, como espigas y trigos.
1 comentario:
En la noche de este Jueves Santo,pase por aqui y dar lectura a esto me resulto gratisimo- Podria decir que he sentido hasta la dulce dulce sensacion de haber mantenido una interna y dulce charla con el GRAN PADRE ////////////////
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