
Carente de sol
ha emigrado la infancia.
Lloran las palabras no violadas
y como grandes flores
se encabritan ante la dolorosa estrella.
Baila, alma,
desprende de tu cabellera asustada
los dientes del viento
y baila.
De espaldas al mundo,
baila, alma,
y brama, alma,
hasta que te estalle la piel,
hasta que te encadenen la voz,
hasta que te escupan la esperanza.
Baila, alma.
Has nacido.
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