domingo, 23 de noviembre de 2008

"De la Fantasía" de María Luisa Mazzola


Demasiado frío para un amanecer de septiembre. La bruma cubre el bañado con su lúgubre manto de apelmazada mortaja. Así debe ser la Muerte, agazapada, blanca, helada y final.


Hace ya más de tres horas que el cazador espera su presa. En el exacto momento en que el primer rayo de sol se filtra entre los matorrales, comprueba su rifle por última vez. Un arma bien dispuesta, se dice a sí mismo, austera y eficaz, certera en sus manos.


Por fin escucha la razón de su vigilia: el ancestral sonido de la vida. Se prepara. Apunta. Dispara. Y espera.


Un instante eterno. Después, el chapoteo en la ribera seguro ensangrentada. Gemidos, agónicos gemidos de la bestia sin futuro. Todo indica el final de su jornada. Se muere el último unicornio.


Su asta legendaria es ahora un pisapapeles sobre el escritorio de la hija literata del cazador. Ella escribe un ensayo sobre el fin de la fantasía.


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